Llegar a casa, con mucho frío y ponerme la mejor sudadera que tenga por casa, desconectar todos los teléfonos y entrar en el salón con la calefacción a tope y una buena película, con dos grandes tazones de chocolate caliente, una buena manta y tu mano para no soltarla en horas, que apoyes tu cabeza en mi hombro, quedarnos dormidos y olvidarnos del frío y de que es invierno, sentir que el mundo es solo nuestro y que no existe nada mas... Ese es mi día perfecto de invierno.
Y te prometo que te preparé un día así, para que no te quieras separar de mi nunca.
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